31.7.08

¡¡Cuanto tigre!! dijo el mono, y mientras lo decia una zarpa le hizo añicos el craneo, dejando su masa encefalica esparcida por el suelo.
¡¡Cuanta sangre!! dijo un tigre, pero los demás ya estaban comiendo.

Pese a todo, sigue siendo vida.
Pese a todo, sigue siendo bonita.
Pese a todo...

"...todo lo que veo a mi alrededor, no es mas, que paz y amor!..." - Cantaban dos colgaos en la playa.
Nada más lejos de la verdad, pero no te vayas muy a lo hondo, vente con el yayo vente con la yaya.

Aprovecho para saludar a tu puta madre.

28.7.08

Primero fue la luz, más tarde la oscuridad.
Primero fue el placer, justo despues la oportunidad.
Primero fue el milagro seguido de cerca por la realidad...
...
Primero fuiste tu, ya despues... poco más.

24.7.08

No hay neuronas, no hay problemas

Sobre la montaña Killho-leunder, bautizada extrañamente así durante un desfase neuronal de nuestro supuesto líder espiritual, me encuentro tendido observando el cielo. Cientos de veces han llegado a mis oídos impresionantes historias narrando el espectáculo que ahora mismo observo con mis propios ojos. Ni una sola equiparable a la verdad.
Extasiado por el espectáculo, observo atónito como extrañas luces de colores luminiscentes revolotean a mí alrededor, el cielo se torna lila en el horizonte, y el sol no quema pero abrasa. Si miro hacia lo alto me creo muy capaz de alcanzar una estrella con solo estirar un brazo, es más, lo pruebo una y otra vez. El viento me revela misterios que aún tenia por resolver, misterios, que solo el tiempo me hubiera mostrado en su afán por moldear a las personas...
Una silueta me saluda a lo lejos y me incorporo. Quiero adivinar quien es, y si se encuentra en el mismo viaje que yo, pero al intentar comunicarme con el, se desvanece como el humo de un cigarro al que no le queda tabaco por consumir...
“...debes resistir la tentación de disfrutar del espectáculo o será este el ultimo que veas...” diría mi padre justo antes de partir hacia la cima.
Quizá tuviera razón...
...
Posiblemente la falta de oxigeno esté borrando de mi mente cuanto he aprendido...
Posiblemente la falta de oxigeno esté borrando de mi mente cuanto necesito para aprender...
Posiblemente...
...
Posiblemente me encuentre ya en el cielo, y una vez visto no merezca la pena volver atrás.

La verdad es esta y no otra


El sol se oculta levemente tras los edificios que, desde antaño, custodian estas calles casi abandonadas. Las nubes, minúsculas aglomeraciones de partículas casi inocuas, se desvanecen lentamente ante la mirada atenta de Pedro, nuestro astrónomo.
-Mañana hará sol...-. Nos dice.
El público allí reunido aplaude ferozmente ante tal revelación. Segundos más tarde vuelve a reinar el silencio.
-Mañana brillará el cielo...-. Añade tras una prolongada, e intencionada espera.
Los aplausos vuelven a resonar en el anfiteatro. Silbidos y vitores ensordecen al menos atento. Poco a poco se va serenando el ambiente hasta quedar totalmente en silencio.
-Mañana, ni una sola nube estropeará el horizonte...-. Añadió.
La gente, un poco cansada ya de la misma revelación, aplaudió pero esta vez con menos ganas.
-....Mañana... ¡Hará un dia de cojones!-. Dijo otra vez Pedro.
Pero esta vez no recibió la contestación que esperaba. En lugar de eso la gente se levantó y se fue comentando por lo bajini lo pesao que se ponia Pedro al recibir obaciones.

23.7.08

Avanzo silencioso por un extraño camino atiborrado de plantas deformes y extravagantes. Cada paso conlleva un inmenso sacrificio, debido, sin duda, a la cantidad de trastos inutiles que cargo en mi maleta. ¿Para que coño querré yo una botella de champán a la espera de una celebración digna? o lo que es más impresionante aún, ¿quien cojones cargó sobre mis hombros una silla de montar, cuando hace más de cuatro años que no veo un caballo en persona...?
Pese a todo, sigo avanzando con ello.

10.7.08

Soñando la leyenda, leyendo cuanto has soñado


Congoja se llama esta imagen, y congoja es lo que siento al tratar de leer entre lineas nuestra conversación.
Miedo; no tanto del dolor que supondria ser engañado...
Miedo a no volver a mirar hacia delante sin antes volver un segundo la vista hacia atrás...
-¿Me ayudas?-. Me susurra.
Creo haber soñado este momento millones de veces. Reconozco cada uno de los pasos que de ahora en adelante he de dar, y sin embargo, algo me retiene postrado en mi silla giratoria. Desearia que las conversaciones solo existieran fuera de mi cabeza...
-Nada deseo más en este mundo.- Respondo al fin. -Pero... ¿que me dices de un amor sin condiciones...?-.


Pienso. Quiza demasiado tarde....
Las condiciones dan emoción a la vida.

6.7.08

Sueño que sueño


Las risas de los niños consiguieron despertarme de mi apacible siesta junto a la orilla. Poco a poco fui abriendo los ojos, para darme cuenta segundos mas tarde que ya no estaba donde creia estar.
El cielo, de color violeta, daba a la escena un aire teatral. Al parecer, uno de los chicos, por su aspecto diria yo que el más violento del grupo, habia sido atacado por una cria de tiburón que andaba perdida tras las olas.
-¡¡Peter!! ¡¡Parece que le gustas!!-. Oi que le decian.
Ya incorporado sobre la arena, pude ver como un hombre mayor, camiseta blanca de tirantes, gorra de playa, y gafas con cristales ahumados, se aproximaba al lugar.
-A ver niños, dejadme pasar...-. Dijo pacientemente.
Sin más preambulos, y como si de la cosa más normal del mundo se tratara, agarró la linea de la playa, alli donde rompen las olas, y la alzó como quien alza una alfombra para depositar debajo el polvo de la habitación. Peter aprovechó la ocasión, y empapado de la cabeza a los pies salió agradecido. El mar quedaba ahora sobre él.
El hombre, al cual todos aplaudian, saludó y se fue por donde habia venido justo despúes de dejar el mar en su sitio.
No pude reprimirme.
-¿Que a pasado?-. Pregunté al niño que más cercano a mi estaba.
-Que Peter fue atacado por una cr...-.
-Ya ya.- Le interrumpí impaciente- Me refiero ahora, con ese anciano.-.
El niño me miraba extrañado, como si mi pregunta fuera de lo más absurda. Tardó unos segundos en responder.
-Mariano... es el socorrista.- Dijo al fin. Y como si acabara de recordar algo muy divertido añadió-. ¡A veces le tiramos conchas y se pone de un humorr!-.