24.7.08

La verdad es esta y no otra


El sol se oculta levemente tras los edificios que, desde antaño, custodian estas calles casi abandonadas. Las nubes, minúsculas aglomeraciones de partículas casi inocuas, se desvanecen lentamente ante la mirada atenta de Pedro, nuestro astrónomo.
-Mañana hará sol...-. Nos dice.
El público allí reunido aplaude ferozmente ante tal revelación. Segundos más tarde vuelve a reinar el silencio.
-Mañana brillará el cielo...-. Añade tras una prolongada, e intencionada espera.
Los aplausos vuelven a resonar en el anfiteatro. Silbidos y vitores ensordecen al menos atento. Poco a poco se va serenando el ambiente hasta quedar totalmente en silencio.
-Mañana, ni una sola nube estropeará el horizonte...-. Añadió.
La gente, un poco cansada ya de la misma revelación, aplaudió pero esta vez con menos ganas.
-....Mañana... ¡Hará un dia de cojones!-. Dijo otra vez Pedro.
Pero esta vez no recibió la contestación que esperaba. En lugar de eso la gente se levantó y se fue comentando por lo bajini lo pesao que se ponia Pedro al recibir obaciones.

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