28.8.08

Encuentros en la calle Segovia.



Capitulo 1

-¿Es usted el detective?-. Preguntó impaciente el portero del edificio.
-Si, asi es. Mi nombre es Eduardo-.

Un coche, a juzgar por su aspecto, robado, cruzó la calle Segovia en dirección opuesta a las agujas del relog. A pocos metros, una anciana, demasiado bien vestida como para ir solamente a comprar arroz, sacaba varias monedas de su monedero, buscando, como todos los lunes, que la suerte le sonriera con los ciegos. En el parque de la esquina, un niño rubio, atabiado con la equipación del Jeréz Club de Futbol, chutó el penalti más patético de su corta existencia...

El portero del edificio dejó entrever, con una mueca muy sutil, que en su mente se habian unido dos neuronas...

-¿Orellana....?¿¿Eduardo Orellana??-.
-Si, el mismo. ¿Nos conocemos?-.
-Ah, no no, en absoluto. Es solo que soy un gran admirador suyo. Conozco varios casos en los que usted a participado, y por supuesto resuelto con gran esmero y profesionalidad. Concretamente recuerdo el caso de miss sun.....-.
-Si, si- Cortó tajante Eduardo.- No es momento de comernos las pollas ¿no cree?. Digame, ¿cual es su nombre?-.
-Oh claro, que cabeza la mia. Vicente. Vicente Martinez, señor-.
-Bien. Vicente, ¿podria usted explicarme con exactitud todo lo que a pasado aqui esta noche?-.
...

-Me temo que no...-.
...
...

-¿Y porque no...?-. Pareció vacilar Eduardo.

Cierta temeridad se pudo ver en los ojos de Vicente al decir con regocijo:

-Yo no soy detective, señor. Solo soy un simple portero... Todo cuanto puedo decirle es que Antonio Improda, vecino de la comunidad, a amanecido muerto esta mañana-.

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